lunes, 14 de mayo de 2012

ETNIAS Y COSTUMBRES HUAORANIS


                      Huaorani



Los huaorani o waorani (también llamados sabelaauishiriauca y huao) son un pueblo amerindio que habita al noroccidente de la Amazonia, al oriente de Ecuador. Los huaorani se subdividen en los grupos toñampare, quenahueno, tihueno, quihuaro, damuintaro, zapino, tigüino, huamuno, dayuno, quehueruno, garzacocha (río Yasuní), quemperi (río Cononaco), mima (en el curso medio del río Cononaco),1 Caruhue (río Cononaco) y Tagaeri.







Territorio

Por siglos los huaorani han defendido su territorio ancestral de enemigos indígenas y coloniales, pero actualmente está amenazado por la exploraciónpetrolífera y prácticas ilegales de registro de tierras. Está situado entre el río Curaray y el río Napo, cerca de 80 kilómetros al de Dureno, en un área de aproximadamente 30 mil km².




Lengua

Los huaorani hablan huao terero, transcrito también como wao tededo, una lengua aislada, y son unas dos mil personas. En los últimos 40 años, una parte de ellos se ha asentado en establecimientos permanentes en la selva. Pero, cinco comunidades, tagaeri, huiñatare, oñamenane y dos grupos de taromenane, han rechazado todo el contacto con los no huaorani, y se mueven continuamente en áreas más aisladas, generalmente en dirección de la frontera peruana.

El pueblo huaorani, es también conocido en lengua quechua, como los aucas (bárbaros, salvajes). Les caracteriza una economía de subsistencia dedicada a la recolección de plantas y a la caza con cerbatanas, las cuales suelen medir tres metros. Obtienen el curare (veneno) de sus dardos de la corteza de bejuco, y para pescar utilizan hojas de barbasco. Construyen sus casas con tejado de palma, y en estos recintos, habitan todos los miembros de un clan. 
Todavía encienden el fuego frotando dos palos, como algunos pigmeos y aborígenes australianos. Sus ropas consisten en un pequeño taparrabos, y los hombres se ciñen el prepucio a la cintura con el kume, una cuerda de chambira. Otra característica por la que se les conoce es por tener un total de 24 dedos, rasgo diferenciador, que proviene seguramente de las uniones entre primos hermanos para preservar su etnia.
Los huaorani saltaron a los titulares de la prensa cuando uno de sus grupos, los tagaeri, asesinó ritualmente al obispo español Alejandro Labaka y a la monja colombiana Inés Arango el 21 de julio de 1987. Esta matanza ritual, llevada a cabo por la totalidad de los tagaeri, incluidos mujeres y niños, volvió a replantear la leyenda de la ferocidad de los huaorani. El grupo tagaeri, era por esas fechas el más reacio a ser molestado en su territorio, así como a adaptarse a una forma de vida más “civilizada”. La presión de las petroleras, con intereses en la zona, estaba agravando la situación, cuando los religiosos asesinados intentaron explicar a los irreductibles tagaeri que no podrían seguir manteniendo su forma de vida tradicional. Este grupo de entre 20 o 30 individuos (incluido su jefe Taga), no ha vuelto a ser visto hasta la actualidad, pero los huaorani aún les temen, saben que son considerados traidores por dejarse aculturar por el hombre blanco.
Los huaorani son un fiel ejemplo del indio precolombino amazónico, luchador y fuerte, que cuando muere debe seguir luchando contra la “oruga furiosa”. Si logra caminar sobre ella alcanzará la vida eterna, todo depende de su valor y de Waenoni, el ser supremo. Un valor que se ve convertido en impotencia ante la destrucción del hombre blanco de su hábitat natural, el cual, con o sin petróleo, con o sin muertes, sigue avanzando.




Los Huaoranis entraron en contacto por primera vez con no-Huaoranis (o cowodes, como llaman ellos a los forasteros) a finales de los años 40. La petrolera Shell había empezado su primera perforación de sondeo en territorio tradicional Huaorani. Rápidamente abandonaron los esfuerzos debido a la ferocidad aplastante de los “anfitriones”. (El término Auca es en realidad el nombre que les dieron los Quechua, que se traduce a grandes rasgos como “¡salvaje!”). Más situaciones de contacto se produjeron a mediados de los años 50. Esta vez fueron misioneros lingüistas cristianos a quienes, según las afirmaciones que hicieron públicas más tarde, les motivó, al menos en parte, la amenaza de extinción que acechaba a los Huaoranis debido a los violentos conflictos inter-tribales y a la certeza de más perforaciones de petróleo. Este contacto inicial tampoco tuvo éxito. En 1956 cinco misioneros fueron asesinados a manos de los Indios Huaoranis, que los vieron como invasores. Por ese tiempo, la hermana de uno de los misioneros asesinados, Rachel Saint, consiguió lo que sería un contacto la mayor parte del tiempo pacífico y que se alargaría hasta el final de su vida. (La historia de Saint ha sido documentada.)




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